Poco a poco dicha claridad de la mirada va desapareciendo y juzgamos interiormente a las personas por su mirada: tendemos a rechazar las de mirada turbia y tenebrosa hecha de engaños, falsas promesas y palabras hueras llenas de estadísticas no comprobables y falsas la mayoría de las veces.
Nos atraen las personas de mirada clara porque dejan ver su interior hecho de verdad y solidaridad. Los ojos turbios reflejan la mentira interior, la prefabricación de las palabras en laboratorios de ideas y falsedades.
Recuerdo con especial cariño a tres ancianos de mirada limpia y verdadera. Dos ya han fallecido:
José Luis Sampedro https://youtu.be/2nLAhBu1feM
José Saramago https://youtu.be/h-oHznZHcPEEl tercero, el padre Ángel, vive https://youtu.be/xK7OKcl1GOE
¿En qué momento pierden los niños su mirada clara y confiada? ¿Cuándo sus ojos empiezan a reflejar el miedo, el temor, la tristeza, el hambre, la desnutrición, el desamor, el rechazo, la impotencia de alcanzar esos bienes que el gran escaparate de Occidente ofrece sus ojos en las pantallas de televisión, cuándo se dan cuenta del rechazo que provoca su presencia?
¿Cuándo se convierten en niños de la calle, excluidos de los bienes de la tierra y obligados a escarbar en busca de sustento entre los desechos de los estercoleros? ¿Cuándo pierden su mirada limpia, alegre y confiada? Nos lo canta Mercedes Sosa: https://youtu.be/1xVrHcN7zSA
Antes de que llegase el invierno el gobierno español prometió acoger a 18.000 refugiados. Ha transcurrido un crudo invierno en las estepas de Europa oriental, me pregunto ¿cuántas personas han muerto de hambre y frío? ¿cuántas de ellas eran niños? “Hombre, ya estás haciendo demagogia, eres un radical…No se puede acoger por las buenas, hay que organizar, bla, bla,,,.” Diría un hombre de mirada tenebrosa a quien todos le ponemos la cara y el nombre. Parafraseando a Pablo de Tarso podríamos decir que la maldad del corazón se refleja en la mirada turbia y tenebrosa que trasluce la doblez de su espíritu. Creo que no llega a dos decenas los refugiados que hemos acogido después de un crudo invierno. Escuchaba decir a un médico de los que operan en el terreno que se ignoraban las consecuencias posteriores que tendrían los niños que, en la edad oportuna, no han aprendido a gatear pues el agua y el barro se lo han impedido.
De igual forma en las cercanías de Madrid capital tenemos desde hace muchos años un llamado cementerio de neumáticos que es una auténtica bomba del terrorismo capitalista depredador y antiecológico que podría haber causado miles de muertos en la capital de no habernos protegido nuestro santo patrón, Isidro, haciendo que los vientos nos protegiesen.
Necesitamos nuevos gobernantes de mirada limpia portadora de esperanza y capaces de ver los problemas para buscarles solución Los niños de la calle lo piden, los ancianos también
Parafraseando al poeta:
“Oigo patria tu aflicción
Y escucho el triste concierto
Que forman las mentiras, el perjurio y la traición.”
Madrid, 22 de junio de 2016
Ser solidario y menos egoísta ya que en el futuro nos podríamos vernos en la misma situación o peor