Los tratados comerciales de la Unión Europea con Estados Unidos y Canadá, conocidos como TTIP y CETA, despiertan cada vez más recelos entre la población y están empezando a concitar el rechazo de amplios sectores que ven en estos acuerdos una amenaza para la subsistencia de sus actividades económicas. Este rechazo se ha plasmado en las recientes movilizaciones que han tenido lugar en más de 50 ciudades del Estado español en los últimos días. Según todas las previsiones, el sector agropecuario de la Unión Europea será uno de los grandes perdedores de estos acuerdos comerciales,  como ha llegado a reconocer incluso el propio negociador jefe de la UE para el TTIP. Con motivo de la Fiesta de la Trashumancia* que se celebrará en Madrid el próximo domingo 23 de octubre, la Asociación Trashumancia y Naturaleza, organizadora del evento y la Campaña No al TTIP, CETA y TiSA  ponen de manifiesto la amenaza que estos acuerdos suponen para la ganadería sostenible en Europa.

Tratados comerciales, agricultura y alimentación

Pese a su importancia estratégica para el medio ambiente, el empleo, la alimentación y la ordenación del territorio la agricultura y la ganadería no están en el centro de la agenda política. Sin embargo, en las negociaciones comerciales, la agricultura y la alimentación son siempre asuntos polémicos, en ocasiones capaces de parar importantes procesos de negociación durante años.

En el caso del TTIP y el CETA, sus implicaciones para nuestra alimentación y nuestra agricultura y ganadería han calado en una ciudadanía cada vez más crítica y menos dispuesta a tragar lo que las grandes empresas del agronegocio disponen en nuestra mesa.

Los tratados negociados a ambos lados del Atlántico vienen a reforzar un sistema agropecuario global fallido, que esquilma recursos naturales escasos, expulsa a la población campesina del territorio y no alimenta (o alimenta mal) a la población. Es urgente reorientar el sistema hacia un modelo de predominio local, protagonizado por las personas (tanto productoras como consumidoras) que proteja el suelo, el agua, y la biodiversidad. Y que garantice una producción de alimentos saludable.

TTIP y CETA amenazan la ganadería sostenible en el Estado Español

TTIP, CETA y otros tratados de nueva generación abarcan mucho más que el simple comercio de bienes. En las negociaciones de estos acuerdos comerciales también se discuten las normas y controles que regulan la producción de alimentos a ambos lados del Atlántico, lo que resulta especialmente problemático en el caso de la ganadería.

Las principales diferencias que se observan en la cría de animales en EEUU o Canadá y la Unión Europea son las siguientes:

  • Uso de HORMONAS y ANTIBIÓTICOS PROMOTORES DE CRECIMIENTO: prohibidos completamente en la UE desde 2006
  • Tratamientos de HIGIENE: hasta 2014 en la UE no se podía usar ninguna sustancia distinta al agua potable o al agua limpia para eliminar la contaminación de superficie de los productos de origen animal. En enero de 2014, se autorizó el uso de ácido láctico, lo que se considera la primera concesión a EEUU en las negociaciones del TTIP. Pero en EEUU se utilizan productos de limpieza –como el cloro- cuyos residuos son peligrosos para la salud.
  • BIENESTAR ANIMAL: sólo directrices voluntarias en EEUU.
  • Alimentación con HARINAS CÁRNICAS: prohibidas en la UE desde la “crisis de las vacas locas”, son de uso habitual en EUU y Canadá.

Las regulaciones europeas en materia de producción ganadera son vistas como barreras al comercio al otro lado del océano. Tanto EEUU como Canadá desean aumentar sus exportaciones de carne y otros productos derivados de la ganadería, por lo que presionan a la UE para que levante estas restricciones.

Las prácticas mencionadas más arriba cuestionan el principio de precaución y son contrarias al enfoque de seguridad alimentaria vigente en la UE (conocido como “de la finca al plato”) por lo que ponen en riesgo nuestra salud y la protección del medio ambiente.

Pero además, las explotaciones en EEUU y Canadá son de media mucho mayores y más competitivas en los que las europeas en los mercados globalizados, y suponen una competencia demoledora para la ganadería familiar y de pequeña escala, precisamente el tipo ganadería que necesitamos proteger. Una ganadería asociada a la tierra, que liga a las personas al medio rural, produce alimentos de calidad y que mantiene viva la cultura rural tradicional.

Para enfrentarnos a retos como el del cambio climático es necesario promover la ganadería sostenible, que no depende de importaciones de miles de kilómetros para alimentar sus animales, que gestiona adecuadamente los ecosistemas, o que, en el caso de la ganadería trashumante, permite aprovechar de forma óptima los pastizales de zonas climáticas complementarias y mantiene abiertos unos corredores ecológicos cruciales para la dispersión de las especies y el mantenimiento de una biodiversidad imprescindible para la adaptación a los cambios del clima. En un mundo que ya está sufriendo los impactos de estos cambios, tratados comerciales como el TTIP y el CETA constituyen una auténtica amenaza para la alimentación, para el medio ambiente, y para el propio futuro de la Humanidad.

*La Fiesta de la Trashumancia 2016 tendrá lugar el domingo 23 de octubre. Los rebaños recorrerán el centro de Madrid entre la Casa de Campo y La plaza de Cibeles acompañados por integrantes del nodo madrileño de la Campaña No al TTIP, CETA y TiSA.