Te vas, admirado y querido amigo, pero te quedas, ya para siempre, en la música que has sabido sembrar durante años en tantos pentagramas, en tantos intérpretes, en tantas mentes juveniles e infantiles que ahora ya pueden, sin tí físicamente, interpretar y crear, vivir las melodías que tú depositaste en sus sentidos.
Recuerdo cuando la UNESCO se unió con entusiasmo a tu formidable iniciativa del Sistema de Orquestas de Venezuela… En todas las escuelas de todos los pueblos y ciudades, música. Todos los alumnos, amantes de la música y músicos en potencia.
A cada comunidad, a cada equipo deportivo… una orquesta. Este fue tu sueño y lograste convertirlo en realidad. Cada venezolano te recuerda. Cada docente, progresivamente, te recordará porque se cumplirá aquel anhelo que compartimos un día en la sede de la UNESCO: música en todos los centros educativos. Música y educación de la mano.
Gracias, José Antonio Abreu. Ahora tu luminosa estela musical permanece aquí, esplendorosa.